Sé que tal vez el título
de este post suene un poco mamón, y de ser así, cumplió su cometido. Verán, los
que más o menos sepan qué pedo con este desmadre sabrán que a veces suelo
postear sueños a manera de rellenar los excesivos espacios en blanco de este aparentemente
difunto blog.
Pero ahora es diferente,
y no sólo porque; al menos en mi mente; pude decirle prácticamente de frente
todo lo que pienso a nuestro señor presidente.
Antes que nada, quiero
hacer la aclaración de que los detalles, incluso el lineamiento de la historia;
podría presentar ciertas irregularidades, entre que no le sé mucho a la
psicología, y entre que no sé mucho acerca de mapas freudianos… bueno, el
chiste es que estoy postiando ¿no?
Una vez que comenzamos a
mirar la civilización, decidimos bajar a caminar por un rato, y notamos algo
bastante peculiar, además de que sonaba una canción de protesta en una plaza
bastante grande de aquella ciudad, vimos una pancarta que anunciaba que el ciudadano Enrique Peña Nieto estaba invitado a la toma de protesta de la presidencia
municipal de esa pequeña ciudad.
Por los colores de la
pancarta, dedujimos que el acto de toma de protesta sería a favor de uno de los
amiguitos de Peña, no me pregunten porqué chingados, pero nos metimos en una
plaza comercial y ahí, justo en medio de la plaza, en un cuartito no más grande
que mi sala (que es bastante pequeña), tendría lugar el evento.
Así que entramos y
esperamos… y esperamos… y esperamos… y esperamos… y justo cuando estaba a punto
de despertar, un sujeto puso en el fondo del pequeño cuartito una pancarta del PRI, y no esperamos mucho para ver al hombre que tomaría la protesta, acto
seguido, Peña Nieto salió a darle al nuevo presidente municipal la
bienvenida a su nido de ratones.
Fue ahí, cuando comencé a
gritar cosas, ahora mismo no puedo recordar lo que gritaba, pero
créanme, eran cosas que debieron dolerle mucho al señor Presidente que creó mi
mente, porque justo después, recuerdo que, como en las películas de acción tipo
“Duro de matar”, las cortinas comenzaron a bajar y me vi envuelto en una
persecución ‘joligudense’ (del verbo Holywood)
Corría con la chica
desconocida tomada de mi mano, las alarmas aclamaban que los insurrectos
(nosotros) debían ser castigados con todo el peso de la injusticia mexicana. Por alguna razón, también ‘joligudense’, logramos salir de la
plaza comercial en una pieza.
El último recuerdo de ese
sueño fue que tomábamos un pesero a Coyoacán.
Ya sé, pinche sueño
estuvo bien pipi.
2 comentarios:
que bueno que la chota no te siguió a coyoacan
Mijo, ya saca algo, sabes que son vacaciones y que hay más tiempo que cuando vamos a la escuela :P
Chido tu bló
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